En la semana que acaba, han caído dos importantes miembros de ETA en Francia y la Guardia Civil ha descubierto en Euskadi un polvorín etarra con 1.600 kilos de explosivos. Pues bien, el PP se ha dedicado a transformar una manifestación de las víctimas del terrorismo en un ataque al Gobierno; a relacionar la liberación anticipada en seis años del etarra Troitiño, por una decisión judicial, con las actas de la negociación de Zapatero con ETA, en el 2006, y a divulgar que el chivatazo del caso Faisán tuvo "móvil político" y "favoreció a los terroristas".
Es más, la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, ha cometido la infamia de equiparar la foto de un etarra celebrando su liberación con champán, tras 31 años de cárcel, con las respuestas del ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, en el caso Faisán. Para más sonrojo, Cospedal se equivocó de etarra y atribuyó al "más sanguinario" Troitiño un brindis que protagonizó Sagardui, el preso más veterano de ETA.
La confusión es un indicio más de que todo vale al utilizar la lucha antiterrorista contra el Gobierno. El PP no solo oculta que la decisión del Tribunal Constitucional cuya interpretación ha permitido excarcelar a Troitiño la adoptó un magistrado conservador, de la misma ideología que el juez que la ha interpretado, sino que insinúa que es un pago pendiente de la negociación con ETA.
La sarta de acusaciones se produce, además, cuando hay un pacto entre el Gobierno (Rubalcaba) y el PP (Trillo) para impugnar la presencia de Bildu en las elecciones.
Todo esto ocurre ante la pasividad de Mariano Rajoy, cuya inhibición desconcierta tanto a los duros del partido (los que lanzan las acusaciones) como a los moderados, descontentos de que se vuelva a usar la política antiterrorista contra el Gobierno, cuando, para hacer oposición, estiman estos sectores que es suficiente con la política económica. Rajoy no acudió a la manifestación de las víctimas, pero envió una amplia representación del PP; no ataca directamente al Gobierno en este terreno, pero deja hacer. ¿No ha llegado el momento de decir basta? ¿No es mejor que el Gobierno tenga una política propia y la defienda, aunque griten en el PP, ya que ahora se hace lo que se ha pactado y chillan igual?
Fuente: Editorialdel Periodico de Aragón.
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