Guardadas a buen recaudo y supongo que en frió deben de estar, cuatro millones de dosis sobrantes de vacunas contra la tan cacareada gripe “A/H1N1”. No se si los 28 millones de euros que al parecer costaron se habrán abonado o estarán pendientes de pago, hay quien dice incluso que este esfuerzo que hizo Trinidad Jiménez, fue rechazado por la población en su momento y que ha devenido en un gasto superfluo y evitable.
La discusión ahora es que se hace con ellas, destruirlas o inocularlas a la población, además de las que se usan para las gripes estacionales. Quemarlas parece lo más lógico, dado que su conservación implica un coste añadido y más tarde que temprano se tendrán que destruir.
Es verdad que a diferencia de otros países, España firmó un convenio con la industria que preveía no adquirir, ni pagar, toda la partida reservada si no se utilizaba y eso evito un gasto superior y certifica una cierta prevención en la gestión de aquella crisis.
Bien, al margen de matices en la compra, porque sucedió este desaguisado: el 25 de abril del 2009, las autoridades sanitarias de todo el mundo, sobre todo y muy especialmente la OMS, alertaron de que los brotes de gripe A, detectados en México podían devenir en una pandemia global. La alarma cundió de una forma planetaria y casi apocalíptica.
Hoy debemos preguntarnos dos cosas, hubo realmente peligro de pandemia tal como los organismos médicos internacionales anunciaron, al parecer no, dados los resultados, o más bien hubo un exceso informativo, del que la prensa en general no es ajena, lo que incito a los gobiernos a tomar medidas preventivas precipitadas.
Además de lo anterior no hay que olvidar que en nuestro País desde el primer momento y fieles a su costumbre Rajoy, Soraya Sáenz de Santamaría y la de Cospedal atacaron al gobierno argumentando que no se habían comprado suficientes vacunas para toda la población española y diciendo que era una vergüenza y poco más o menos, que nos íbamos a morir todos de la gripe mejicana.
En fin, las vacunas almacenadas, bien compradas estuvieron, primero por que son el resultado de un inquietante y alarmante anuncio de la Organización Mundial de la Salud y segundo por que mitigaron la alarma social y tranquilizaron a la población. La prensa en general, deberá revisar sus actuaciones que nos hacen palidecer cuando son equivocas, pero solo a nosotros. Y Mariano en su sitio, ayudando a España con o sin cinturón.
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