Publicadas con gran sentido de la oportunidad tras la victoria de la derecha más conservadora, y cuando la Administración demócrata atraviesa su peor momento, las memorias de Bush, además de intentar lavar la imagen del peor presidente de la historia de EEUU, añaden impulso a esa campaña cuando el Partido Republicano carece de un líder visible. Bush reivindica su capacidad de decidir en situaciones cruciales. Decision Points (Momentos decisivos) se titula el libro. Pero una cosa es la capacidad de tomar decisiones y otra, adoptar las acertadas. Las dos presidencias de Bush fueron una sucesión de errores, desde el Katrina a Irak, pasando por la economía. Pero el expresidente no reniega de nada, ni de las prácticas de asfixia simulada, pura tortura. La justificación de que salvaron vidas estadounidenses y británicas ha encontrado respuesta en Londres, donde se ha recordado que eso es tortura e ilegal. Bush heredó un mundo con muchos problemas, pero el que dejó es mucho peor. La condescendencia con que justifica la tortura quizá sea el mayor daño a la democracia inferido por un presidente al que ni las memorias ni la historia reivindicarán.
Fuente: Editorial del Periodico de Aragón y Algo más que Política.
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